"Vamos hacia un calentamiento de 4 °C". "Un futuro de 4 °C es incompatible con una comunidad global organizada, es probable que vaya más allá de la 'adaptación', es devastador para la mayoría de los ecosistemas y tiene una alta probabilidad de no ser estable"
- Prof Kevin Anderson
Fallos del sistema
Vivimos en tiempos de crisis aceleradas y crecientes.
Desde la perspectiva de las ciencias naturales, podemos definir umbrales globales específicos para los procesos del sistema Tierra. Su transgresión nos sitúa fuera del espacio operativo seguro para la humanidad. Actualmente estamos traspasando seis de estos nueve llamados límites planetarios, entre los que se incluyen:
El cambio climático. Superamos el límite de 350 ppm de CO2 atmosférico en 1988, y actualmente estamos por encima de 420 ppm. El aumento del CO2 atmosférico se debe principalmente a la quema de combustibles fósiles.
- Los flujos biogeoquímicos de nitrógeno y fósforo. Estamos sobrepasando ampliamente estos flujos debido a nuestro uso excesivo de fertilizantes en la agricultura.
- El cambio del sistema terrestre. Se ha perdido un tercio de los bosques, en su mayor parte debido a las prácticas agrícolas, en particular la ganadería.
- Integridad de la biosfera. La tasa actual de extinción de especies es al menos 100 veces superior a la tasa de extinción de fondo.
- La creciente producción y liberación de nuevas entidades (sustancias químicas, incluidos los plásticos) con diversos patrones de riesgo que superan la capacidad de evaluación y control de las sociedades.
- Los investigadores propusieron recientemente un límite planetario del agua verde (precipitación terrestre, evaporación y humedad del suelo), que también estamos transgrediendo. Se trata de una pauta general: Cuanto más aprendemos sobre nuestra perturbación del sistema terrestre, más motivos de preocupación encontramos.
Aunque la crisis climática es sólo un elemento de nuestras múltiples crisis, y a pesar de que estas crisis están interconectadas, podría decirse que es la más urgente. Por eso nos centraremos en ella en los siguientes apartados.
Fig. 1. Los nueve límites planetarios
Fig 2. Límites seguros y justos del sistema terrestre
Researchers recently proposed a green water planetary boundary, which we are also transgressing. This is a general pattern: The more we learn about our perturbation of the Earth system, the more reason for concern we find.
While the climate crisis is only one element of our multiple crises, and even though these crises are interconnected, it is arguably the most urgent one. We therefore focus on it in the following sections.
Literatura recomendada:
- Steffen, W., Richardson, K., Rockström, J., Cornell, S. E., Fetzer, I., Bennett, E. M., ... & Sörlin, S. (2015). Planetary boundaries: Guiding human development on a changing planet. Science, 347(6223), 1259855.
- Persson, Linn et al. 2022. “Outside the Safe Operating Space of the Planetary Boundary for Novel Entities.” Environmental Science & Technology 56(3): 1510–21.
- Wang-Erlandsson, Lan et al. 2022. “A Planetary Boundary for Green Water.” Nature Reviews Earth & Environment.
Rockström, Johan et al. 2023. “Safe and Just Earth System Boundaries.” Nature.
Principios generales de la ciencia climática
Todos los objetos del universo irradian energía (calor). Cuando te pones una manta, tu cuerpo emite energía hasta que la velocidad a la que el calor escapa de la manta es igual a la velocidad a la que tu cuerpo añade calor al espacio entre la manta y tú. Cuando no hay flujo neto de energía térmica entre dos sistemas físicos (en este caso, tu cuerpo y el espacio entre éste y la manta), se encuentran en equilibrio térmico.
La radiación solar calienta la superficie de la Tierra. Esa energía se irradia de nuevo al espacio, pero la atmósfera terrestre atrapa el calor como una manta. Desde 1850 sabemos que algunos gases atmosféricos atrapan más calor que otros: los llamados gases con efecto invernadero (GEI). A medida que la actividad humana añade GEI (como el CO2 y el metano) a la atmósfera, aumenta la energía calorífica total atrapada entre la atmósfera y la Tierra, y la Tierra se calienta. Cuanto más gruesa sea la manta, más se calentará. La última vez que hubo esta cantidad de CO2 en la atmósfera terrestre, la Tierra estaba entre 1 y 3 ºC más caliente que ahora.
Algunos procesos engrosan esa manta de la Tierra (la quema de combustibles fósiles, emisiones provenientes de la agricultura como el metano), mientras que otros reducen su espesor (como algunos aerosoles). Parte del CO2 se disuelve en los océanos; otra parte es secuestrada por organismos fotosintéticos (plantas, algas y algunas bacterias), que extraen carbono de la atmósfera y lo almacenan. Otra parte la atrapan los bosques, suelos y fondos oceánicos, por lo que la vida y la Tierra pueden ayudar a frenar el cambio climático. La destrucción ecológica contribuye a degradar estos frenos, acelera el calentamiento de la Tierra y transforma rápidamente nuestro mundo hacia un nuevo estado no apto para la civilizacion , al tiempo que amenaza los ecosistemas que nos suministran alimentos, agua y cierta protección frente a los desastres naturales.
Literatura recomendada:
Puntos de inflexión o de no retorno
Los puntos de inflexión son subsistemas a gran escala del sistema climático que pueden mostrar un comportamiento de umbral o de inflexión: una vez que se cruza un punto de inflexión, las retroalimentaciones auto-amplificadoras entran en acción y empujan al sistema a un estado estable diferente. Un ejemplo es la capa de hielo de Groenlandia, que se caracteriza por la retroalimentación de la elevación de la superficie: a medida que la capa de hielo se hace más pequeña debido al deshielo, una mayor parte de su superficie se encuentra a una altitud más baja y más cálida, lo que conduce a un mayor deshielo, y así sucesivamente. Una vez superada una temperatura crítica, esta retroalimentación provocará un deshielo galopante que acabará por colapsar por completo la capa de hielo de Groenlandia, aunque se estabilice la temperatura global. Muchos otros sistemas presentan puntos de inflexión, como la circulación meridional atlántica, la selva amazónica y el permafrost boreal.
Fig. 3. Elementos de inflexión y sus umbrales de temperatura.
La evaluación más reciente de estos elementos de inflexión señala que podríamos haber cruzado ya cinco puntos de inflexión. Entre ellos, el deshielo de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental, que combinados acabarían provocando una subida de unos 10 metros del nivel del mar; la desaparición a gran escala de los arrecifes de coral de baja latitud, de los que dependen más de 500 millones de personas para su alimentación, ingresos y protección costera; el deshielo abrupto del permafrost boreal, que amplificaría el calentamiento global; y el colapso del giro subpolar del Atlántico Norte, que entre otras cosas provocaría un aumento de las condiciones meteorológicas extremas en Europa. Los riesgos aumentan drásticamente una vez superados los 1,5 °C.
Como ocurre con tantos otros aspectos del sistema climático, cuanto más aprendemos sobre los elementos de inflexión, más nos preocupamos. Puede haber más sorpresas terribles si no limitamos el calentamiento global a tiempo.
Lxs científicxs creemos y tememos que cruzar un punto de inflexión pueda desencadenar otros, lo que daría lugar a una cascada que podría llevar al planeta irreversiblemente a un estado mucho más caliente, o un estado ‘invernadero’ semipermanente. Este resultado representa una amenaza existencial para la humanidad. Un reciente informe de la OCDE señala que la actual política climática no tiene debidamente en cuenta estas amenazas.
Fig. 4. Diagramas que indican riesgos crecientes a temperaturas más bajas progresivamente en todas las evaluaciones científicas.
Recommended reading:
- Armstrong McKay, D.I., Staal, A., Abrams, J.F., Winkelmann, R., Sakschewski, B., Loriani, S., Fetzer, I., Cornell, S.E., Rockström, J. & Lenton, T.M. (2022). Exceeding 1.5 C global warming could trigger multiple climate tipping points. Science 377, eabn7950.
- CarbonBrief (2019). Explainer: Nine ‘tipping points’ that could be triggered by climate change.
Impactos climáticos
Contaminación atmosférica
La contaminación atmosférica es la contaminación del aire causada por la presencia de sustancias en la atmósfera que dañan la salud de los seres humanos y de otros seres vivos. Los contaminantes atmosféricos incluyen gases como el monóxido de carbono (CO), el dióxido de carbono (CO2), los clorofluorocarbonos, el metano (CH4), el amoníaco (NH3), los óxidos de azufre (SOx), los óxidos nitrosos (NOx), las partículas orgánicas e inorgánicas (material particulado, o PM) y las moléculas biológicas.
La concentración de contaminantes atmosféricos ha aumentado masivamente desde la revolución industrial como consecuencia de las actividades humanas. Las actividades humanas que generan contaminantes atmosféricos incluyen la combustión de combustibles (carbón, petróleo, gas natural), de madera y de otras materias orgánicas, las estrategias de gestión forestal y agrícola mediante quemas controladas, el ganado y los humos procedentes de pinturas, aerosoles, espráis y de otros disolventes.
La contaminación atmosférica antropogénica es uno de los mayores peligros para la salud pública en todo el mundo. Aunque las estimaciones varían, el último estudio sugiere que 8,7 millones de personas mueren cada año por la contaminación atmosférica debida a la quema de combustibles fósiles. Con un número de muertes equivalente al del tabaquismo y la malaria juntos, la contaminación atmosférica es uno de los principales responsables de la carga mundial de morbilidad (suma de mortalidad y morbilidad), especialmente en los países de ingresos bajos y medios. También está asociada a un sinfín de consecuencias negativas distintas de la muerte, como las cardiopatías, el cáncer, el asma y la disminución del rendimiento cognitivo.
Fig. 5. Contaminación atmosférica en todo el mundo con datos de IQiAir.
La contaminación atmosférica ha seguido aumentando en las últimas décadas. Entre 1990 y 2015, las concentraciones medias de masa de partículas con diámetro <2,5 µm (PM2,5) aumentaron un 11,2% en todo el mundo, y la media de ozono troposférico (la capa inferior de la atmósfera) aumentó un 7,2% (las PM2,5 y el ozono son dos indicadores utilizados para cuantificar la exposición a la contaminación atmosférica). Durante este periodo, la contaminación atmosférica por PM2,5 causó el 17% de las cardiopatías isquémicas, el 14,2% de las enfermedades cerebrovasculares, el 16,5% de los cánceres de pulmón, el 24,7% de las infecciones respiratorias de vías bajas y el 27,1% de las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas.
Literatura recomendada:
- Vohra, K., Vodonos, A., Schwartz, J., Marais, E.A., Sulprizio, M.P. & Mickley, L.J. (2021). Global mortality from outdoor fine particle pollution generated by fossil fuel combustion: Results from GEOS-Chem. Environmental Research 195, 110754.
- Wallace-Wells, D. (2021). Ten million a year. London Review of Books, 43, 23.
Calor Extremo
Las olas de calor son fenómenos en los que las temperaturas son mucho más altas de lo normal (por encima del percentil 99% para una zona específica) durante varios (al menos tres) días consecutivos. El cambio climático ha aumentado de forma inequívoca la frecuencia y duración de las olas de calor en casi todas las regiones del mundo, pero especialmente en Sudamérica, África, Oriente Medio y el sudoeste asiático.
Las olas de calor son peligrosas porque perjudican directamente a la salud humana, causando en última instancia la muerte de personas, y porque interfieren en numerosos sistemas, produciendo fenómenos extremos. Por ejemplo, cuando se combinan con la sequía, las olas de calor potencian incendios y la pérdida de cultivos. Del mismo modo, las olas de calor inducen el deshielo del permafrost y aumentan la demanda de energía, potenciando aún más el cambio climático.
Las olas de calor son un riesgo importante para la salud y han causado miles de muertes, y los científicos estiman que el 37% de las muertes relacionadas con la exposición al calor en el mundo entre 1991 y 2018 fueron causadas por el cambio climático. Las temperaturas de bulbo húmedo -una medida combinada de calor y humedad- superiores a 30 °C son especialmente peligrosas para los seres humanos, ya se han observado en algunas partes del mundo y se prevé que se produzcan con mayor frecuencia si aumenta el calentamiento global.
Algunas regiones han experimentado una mayor mortalidad causada por las olas de calor que otras, y el mayor número de muertes inducidas por el cambio climático se ha producido en el sur y oeste de Asia, el sudeste asiático y varios países de América Central y del Sur. Del mismo modo, las olas de calor han causado mayores daños económicos en las regiones tropicales pobres. Por último, el calor extremo se combina con la contaminación atmosférica, otra consecuencia del cambio climático que actúa sinérgicamente y causa mortalidad humana.
Una reducción global de los gases atmosféricos de efecto invernadero es la única solución para reducir la mortalidad y los daños provocados por el calor extremo, ya que la adaptación al calor extremo es muy difícil. Además, las soluciones tecnológicas como el aire acondicionado (cuando son posibles) ejercen presión sobre las redes eléctricas, lo que induce aún más el cambio climático y aumenta las posibilidades de apagones.
Fig. 6. Calentamiento proyectado en el planeta con un aumento medio de 2 °C respecto a los niveles preindustriales.
Literatura recomendada:
- Perkins-Kirkpatrick, S. & Lewis, S. (2020). Increasing trends in regional heatwaves. Nature Communications 11, 3357.
- Vicedo-Cabrera, A.M., Scovronick, N., Sera, F., Royé, D., Schneider, R., Tobias, A., Astrom, C., Guo, Y., Honda, Y. & Hondula, D. (2021). The burden of heat-related mortality attributable to recent human-induced climate change. Nature Climate Change 11, 492-500.
Aumento en el nivel del mar
El nivel del mar aumenta principalmente debido a dos factores en un clima cálido: la expansión térmica (en mares más cálidos, las moléculas de agua tienen mayor velocidad, lo que crea presión y hace que la masa de agua se expanda) y el deshielo (de los casquetes polares y de los glaciares). El nivel del mar ya ha subido entre 8 y 14 cm en el siglo XX. El aumento del nivel del mar en las próximas décadas y siglos es incierto debido a los efectos en cascada. Por ejemplo, un pequeño aumento del nivel del mar inundará partes previamente elevadas de una capa de hielo, lo que puede provocar su derretimiento más rápido, su desestabilización y su colapso, con los consiguientes efectos en cadena. El IPCC estima que, dependiendo de la cantidad de gases de efecto invernadero que se emitan, el nivel del mar puede subir hasta 1,01 m en 2100 y hasta 1,88 m en 2150 en escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero muy elevadas.
La subida del nivel del mar tiene y tendrá repercusiones extraordinarias en las sociedades humanas. Alrededor de mil millones de personas viven a menos de 10 m por encima de las actuales líneas de pleamar, 230 millones a menos de 1 m, y un tercio del mundo vive en comunidades costeras. Incluso una subida del nivel del mar de 10 cm duplica las probabilidades de inundaciones extremas, especialmente en los trópicos. Cientos de millones de personas se verán obligadas a desplazarse a medida que suba el nivel del mar, mientras que las naciones insulares de baja altitud probablemente quedarán totalmente sumergidas, una realidad equivalente al genocidio. Bangladesh es un ejemplo sorprendente: se espera que 20 millones de personas pierdan sus hogares en 2050, ya que el 17% del país quedará bajo el agua debido a la subida del nivel del mar.
Fig 7. Regiones "calientes" globales de cambios en inundaciones costeras episódicas para 2100. El tamaño del círculo está relacionado con el cambio en la magnitud de la inundación, y el color del círculo está relacionado con el nivel extremo del mar previsto para 2100.
Literatura recomendada:
- Kulp, S.A. & Strauss, B.H. (2019). New elevation data triple estimates of global vulnerability to sea-level rise and coastal flooding. Nature Communications 10, 1-12.
Colapso Ecológico
Los ecosistemas están siendo devastados a un ritmo acelerado. Esta destrucción está impulsada de forma abrumadora por la actividad industrial, principalmente por la agricultura, y se hace al servicio del consumo excesivo de los más ricos (no debido, aunque se le preste mucha atención, al crecimiento de la población). La destrucción de los ecosistemas es más fuerte en los hotspots biológicos (zonas de gran biodiversidad) y en especies endemicas (especies cuya distribución completa se limita a una pequeña zona). Son muchos y variados los elementos que provocan el colapso ecosistémico/ecológico (es decir, una transición más allá de un umbral acotado en una o varias variables que definen la identidad del ecosistema), entre ellos el calentamiento global, la pérdida de hábitats (causada por la deforestación, por ejemplo), la sobreexplotación agrícola (sobre todo en el caso de los ecosistemas marinos) y las prácticas agrícolas modernas, como el uso generalizado de pesticidas.
Es difícil determinar con exactitud cuántas especies se han perdido ya, pues se estima que la mayoría de las especies ni siquiera han sido descubiertas o descritas aún, sobre todo en las regiones más biodiversas del mundo (en los trópicos) y en los ecosistemas marinos (donde se calcula que el 91% de las especies esperan descripción). Sin embargo, parece que en las últimas 5 décadas las poblaciones de vertebrados (peces, anfibios, reptiles, mamíferos y aves) han disminuido en torno a un 70%. En la actualidad, sólo el 4% de los vertebrados terrestres viven en libertad, mientras que el 96% restante lo constituyen los seres humanos (36%) y su ganado (60%). Casi la mitad de los árboles del mundo han sido talados desde el inicio de la civilización humana.
Las poblaciones de insectos están relativamente poco estudiadas, pero tan sólo en las últimas décadas se ha producido un descenso de la biomasa de insectos en múltiples lugares, y se calcula que el 40% de todas las especies de insectos corren el riesgo de extinguirse en las próximas décadas. Estudios recientes sugieren que incluso el plancton (que genera alrededor de la mitad del oxígeno del mundo, y que son la base de todos los ecosistemas marinos) puede correr el riesgo de un declive catastrófico a medida que el planeta se calienta. El mundo natural tiene una importancia incalculable para los seres humanos. Proporciona la base de nuestra alimentación, agua, aire y recursos para todos los humanos. Sin ecosistemas sanos, la sociedad humana no puede sobrevivir.
Fig. 8. Estimaciones sobre los cambios en la biodiversidad mundial en los biomas terrestres (columna izquierda) y marinos (columna derecha) desde 1500 (fila superior), hasta 2100, si se mantienen las tendencias actuales (fila central), o hasta 2100 si se intensifican los esfuerzos de conservación (fila inferior).
Literatura recomendada:
- Crowther, T.W., Glick, H.B., Covey, K.R., Bettigole, C., Maynard, D.S., Thomas, S.M., Smith, J.R., Hintler, G., Duguid, M.C. & Amatulli, G. (2015). Mapping tree density at a global scale. Nature 525, 201-205.
- Bar-On, Y.M., Phillips, R. & Milo, R. (2018). The biomass distribution on Earth. Proceedings of the National Academy of Sciences 115, 6506-6511.
Impactos en la comida y en la agricultura
Nuestro sistema alimentario ya está roto. Hay más de 800 millones de personas que padecen hambre de manera crónica, más de 3.000 millones no pueden permitirse una dieta sana y un tercio de todos los alimentos se desperdicia. Casi todas las subvenciones agrícolas -el 90% de los 540.000 millones anuales- son perjudiciales.
Los cultivos, igual que el resto de los seres vivos, tienen "temperaturas críticas" por encima de las cuales mueren. Como resultado, las olas de calor matan enormes proporciones de los cultivos de la región calentada. En el mundo moderno, las cadenas de suministro de alimentos son globales, ya que el 68,7% de los alimentos proceden de otros países. Por lo tanto, la pérdida de cosechas en una región tiene un impacto global. A medida que el mundo se calienta, el número de olas de calor extremas ha aumentado y seguirá creciendo rápidamente (véase más arriba). Además, alrededor de un tercio de todos los cultivos dependen de animales polinizadores, y las poblaciones de insectos están disminuyendo, lo que supone un estrés adicional para nuestros cultivos. Las sequías también van a empeorar drásticamente. Con un calentamiento de 3 °C, se prevé que la duración media de la sequía en el mundo dure unos 18 meses. Por lo tanto, si no se producen cambios drásticos en las políticas, la producción de alimentos de este siglo se reducirá. Esto puede provocar un colapso de las sociedades globales, ya que una epidemia de hambre y disturbios alimentarios podría arrasar el mundo.
Desde 1980, el rendimiento de la mayoría de los cultivos ha disminuido de forma constante, y se prevé que este descenso se acelere - potencialmente de forma drástica - en los próximos años. Aunque las predicciones varían, varios estudios predicen un descenso del rendimiento de los cultivos de alrededor del 50% en tan sólo unas décadas (dependiendo del cultivo). Por ejemplo, algunos estudios sugieren que la productividad media de los cultivos -una medida del rendimiento de las cosechas- a finales de siglo podría disminuir fuertemente en el caso del maíz (las predicciones oscilan entre el -6,4% y el -24,1%).Esto es aún más preocupante si tenemos en cuenta que para 2050 necesitaremos un aumento del 70-100% en el suministro de alimentos de cereales para alimentar a la población mundial prevista de 9.800 millones de personas. Los peores escenarios de mitigación climática también pueden ser una subestimación, porque los estudios a menudo sólo consideran los efectos del cambio de temperatura y precipitaciones en el rendimiento de los cultivos, pero no incluyen los efectos del cambio climático en el trabajo humano, el declive de los polinizadores, la interacción entre todos estos factores, ni el efecto en los cultivos no básicos. Es importante señalar que en las regiones tropicales y subtropicales, donde el aumento de las temperaturas tiene mayores repercusiones, se producirá un gran descenso del maíz. En cambio, en las latitudes más altas, donde suele cultivarse el trigo, el calentamiento aumentará el rendimiento de las cosechas.
Fig. 9. A nivel mundial y en todas las regiones, la prevalencia de la inseguridad alimentaria es mayor entre mujeres que entre hombres.
Literatura recomendada:
- Jägermeyr, J., Müller, C., Ruane, A.C. … & Rosenzweig, C. (2021). Climate impacts on global agriculture emerge earlier in new generation of climate and crop models. Nature Food 2, 873–885.
Estrés Hídrico
El agua es crucial para la vida humana y para el funcionamiento de los ecosistemas. Aún hoy, hay dos mil millones de personas que no tienen acceso a agua potable segura, y cuatro mil millones de personas, casi dos tercios de la humanidad, sufren una grave escasez de agua durante al menos un mes al año. Y la situación está empeorando. El cambio climático está provocando sequías graves y sin precedentes. Con cada aumento de 0,50 °C en el calentamiento, se prevé que otros 619 millones de personas vivan en zonas con un 25% de probabilidades de sufrir sequías extremas anuales (6 meses de sequías meteorológicas -falta de precipitaciones- y agrícolas -falta de lluvias que afecta a la humedad del suelo y al crecimiento de los cultivos). Para el 2050, algunos estudios estiman que entre 500 millones y 3.100 millones de personas estarán expuestas a un aumento de la escasez de agua debido al cambio climático. De hecho, el IPCC estima que entre 800 millones y 3.000 millones de personas experimentarán distintos niveles de escasez de agua con 2 °C, y casi 4.000 millones con 4 °C de calentamiento.
Aunque todas las regiones se verán afectadas, se prevé que las sequías en los trópicos sean dos veces más frecuentes que en el resto del mundo. Además, con cada aumento de medio grado, la probabilidad de sequía es 1,5 veces mayor en las zonas boscosas que en las no boscosas, lo que puede provocar un aumento de la mortalidad de los árboles y una reducción de su crecimiento, reduciendo aún más la capacidad de un bosque para capturar carbono. La capacidad mundial de producción hidroeléctrica también estará expuesta a al menos un 50% de probabilidad de sequía extrema anual. La exposición de las tierras de cultivo a la sequía aumenta en gran medida la probabilidad de pérdida de cosechas. Se prevé que la probabilidad de pérdida de cosechas se multiplique por 25 de aquí a 2050 en todos los graneros del mundo, y por 4,5 de aquí a 2030 en un escenario de calentamiento elevado. La pérdida de cosechas puede provocar hambrunas, migraciones y guerras.
Fig. 10. Índice de escasez de estrés hídrico para el 2050 según el sexto reporte del IPCC.
Literatura recomendada:
- Runde, I., Zobel, Z. & Schwalm, C. (2022). Human and natural resource exposure to extreme drought at 1.0° C–4.0° C warming levels. Environmental Research Letters 17, 064005.
- Gosling, S.N. & Arnell, N.W. (2016). A global assessment of the impact of climate change on water scarcity. Climatic Change 134, 371-385.
Migración y guerras
A menos que obliguemos a nuestros líderes mundiales a realizar cambios económicos y políticos rápidos y drásticos en la forma en que organizamos nuestra economía y nuestras sociedades (véase abordar las causas profundas más adelante), el efecto neto de los impactos climáticos que hemos descrito aquí será cada vez más catastrófico para los medios de subsistencia humanos.
El desplazamiento inducido por el clima se produce cuando las personas y/o las comunidades se ven obligadas a desplazarse (dentro o fuera de sus fronteras), por desastres naturales a corto plazo (huracanes, incendios forestales, tsunamis, inundaciones, tifones) y a largo plazo (aumento del nivel del mar, desertificación, deforestación, aumento de las temperaturas) que son desencadenados o intensificados por la crisis climática. Aunque es difícil establecer un panorama completo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que las catástrofes relacionadas con el clima han provocado unos 21 millones de desplazamientos anuales desde el 2008. Estas cifras están empeorando: el Banco Mundial calcula que "sin una acción climática nacional y global urgente, el sur de Asia, el África subsahariana y América Latina podrían ser testigos de más de 140 millones de desplazamientos dentro de las fronteras de sus países en 2050". Y según un informe del Institute for Economics & Peace (IEP), alrededor de 1.200 millones de personas podrían verse desplazadas en 2050 debido al cambio climático y sus consecuencias.
Según el informe del IPCC, unos 3.300 millones de personas viven en países muy vulnerables al cambio climático. El número de refugiados podría aumentar en miles de millones en las próximas décadas: "sin precedentes" no capta la profundidad de esta crisis.
Fig. 12. Desplazados forzosos en el mundo.
Las dinámicas sociales son difíciles de predecir, pero podemos buscar orientación en análogos históricos. Un ejemplo que une muchos elementos de la crisis climática es la guerra civil siria. En ese caso, la peor sequía de la que se tiene constancia (posibilitada por el rápido cambio climático) precedió y precipitó la guerra. Grandes regiones del país vieron morir a tres cuartas partes de su población animal y agrícola. Más de un millón de personas huyeron a las ciudades en busca de trabajo y alimentos, y la presión adicional desató el descontento social, que degeneró en guerra civil. Este colapso causó medio millón de muertos y desplazó del país a unos 5 millones de personas.
Literatura recomendada:
- Bellizzi S., Popescu C., Panu Napodano C.M., Fiamma M., & L.Cegolon. (2023). Global health, climate change, and migration: The need for recognition of “climate refugees”. Journal of Global Health 13, 03011.
Soluciones climáticas
No hay soluciones sencillas a la crisis climática, pero sí soluciones parciales que podrían y deberían aplicarse cuanto antes para frenar la progresión del colapso climático y evitar el colapso total de nuestras sociedades. Una de las conclusiones novedosas más importantes del último informe del IPCC es que existen importantes interrelaciones entre las estrategias de mitigación y adaptación, y que ambas deben aplicarse simultáneamente para obtener los mejores resultados. Estas estrategias pueden analizarse desde un punto de vista práctico y cultural. La primera incluye la transformación de nuestra relación con la tierra, la energía, los alimentos y el uso de los recursos; la segunda está relacionada con una amplia gama de cambios económicos, sociales y políticos.
Abordar las causas de raíz
Para evitar el colapso climático, primero debemos poner nombre a sus causas. El actual modelo económico capitalista de crecimiento sin fin en un planeta finito es claramente insostenible: por definición, eso significa que debe llegar a su fin. La única cuestión es si elegiremos ponerle fin o si lo hará a través del colapso del sistema.
Es importante señalar que el colapso climático tiene una fuerte dimensión colonial. Las naciones que ya se están viendo más afectadas son las del Sur Global, que históricamente han contribuido menos al problema y son las que más sufren. Históricamente, estas naciones se han visto y siguen viéndose obligadas a llevar a cabo una extracción y producción de materias primas intensiva en mano de obra para el consumo del Norte Global, que se apropia cada año de billones de dólares del Sur Global. El colapso climático acentúa y seguirá acentuando las desigualdades e injusticias existentes, tanto entre las naciones como dentro de ellas. Es absolutamente fundamental que cualquier solución climática se centre en la justicia.
Las emisiones de gases de efecto invernadero y la destrucción del medio ambiente están impulsadas en su inmensa mayoría por la expansión empresarial y la industria. Además de la división Norte-Sur, existe una grave desigualdad dentro de los países. La mayor parte del consumo -que ha aumentado masivamente durante la era neoliberal- procede de los más ricos del mundo, y el 10% más rico contribuye con cerca de la mitad de las emisiones personales globales. La lucha contra la desigualdad social, de género y de riqueza es fundamental para combatir tanto el cambio climático como la injusticia climática. Aunque algunos interpretarían estas proposiciones como intrínsecamente ideológicas, son conclusiones que surgen de sólidos estudios científicos. El capitalismo -especialmente en su encarnación neoliberal y neocolonial moderna- debe abandonarse o transformarse hasta quedar irreconocible si queremos que la civilización humana sobreviva.
El modelo económico actual sustenta prácticamente todos los aspectos de la organización de la sociedad, pero a menudo se invisibiliza. Las granjas modernas, en un esfuerzo por superar a sus rivales, atiborran al ganado de antibióticos, utilizan pesticidas destructores de insectos y despejan todo el espacio disponible de vida salvaje para sembrar monocultivos rentables; las tecnologías suelen estar diseñadas para romperse, de modo que hay que comprar repuestos con regularidad; la implacable publicidad crea descontento para imponer productos de consumo a la población. Para escapar a la destrucción del mundo natural, hay que combatir los preceptos que sustentan esta realidad.
En el plano inmediato y pragmático, es urgente reducir las emisiones de carbono. Hay que hacer todo lo posible por restaurar y sostener los sistemas ecológicos: de este modo se podría reducir alrededor de un tercio de las emisiones de carbono necesarias y se obtendrían beneficios adicionales incalculables (en términos de salud, seguridad hídrica y alimentaria, resiliencia ante catástrofes medioambientales, etc.). El sector agrícola debe transformarse para revolucionar nuestra relación con los alimentos y la tierra. Hay que reformar la vivienda para que sea eficiente.Los sistemas energéticos deben reformarse para que la energía proceda de tecnologías sostenibles.Estas soluciones requieren inversión, pero a la larga nos harán más ricos, más sanos y más felices. En cualquier caso, el coste de la inacción es aproximadamente la suma total de todo lo construido en los últimos miles de años, por lo que la inacción sale perdiendo en cualquier análisis concebible de coste-beneficio.
Literatura recomendada:
- Scheidler, F. (2020). The End of the Megamachine: A Brief History of a Failing Civilization. John Hunt Publishing.
- Schmelzer, M., Vetter, A., & Vansintjan, A. (2022). The Future is Degrowth: A Guide to a World Beyond Capitalism. Verso Books.
- Stoddard, I., Anderson, K., Capstick, S., Carton, W., Depledge, J., Facer, K., ... & Williams, M. (2021). Three decades of climate mitigation: Why haven't we bent the global emissions curve? Annual Review of Environment and Resources, 46, 653-689.
- Ghosh, A. (2021). The Nutmeg's Curse. University of Chicago Press.
Resistencia civil no violenta
Hemos llegado tan tarde que los medios tradicionales para intentar reconducir el sistema hacia una senda más sostenible no son suficientes. Las emisiones de carbono son hoy más de un 60% superiores a las de 1990, cuando se publicó el primer informe del IPCC. Seguir limitándose a escribir artículos académicos, asesorar a los gobiernos y firmar peticiones es claramente insuficiente.
Porque el problema no es un déficit de información, sino de poder que protege el statu quo. Esto incluye no sólo a las empresas de combustibles fósiles que obtienen beneficios récord e influyen indebidamente en el proceso de elaboración de políticas, sino también a los individuos acaudalados y con altas emisiones que -conscientemente o no- tratan de proteger su estilo de vida intensivo en carbono.
Por tanto, necesitamos construir un contrapoder suficiente para evitar el colapso climático y garantizar un futuro habitable y sostenible para todos. La resistencia civil, que es un método para cambiar el statu quo utilizando medios no violentos y no institucionales como boicots, ocupaciones y protestas, es una herramienta clave para construir este poder.
Una parte fundamental de la resistencia civil es la desobediencia civil, que puede definirse como una "protesta limitada y comunicativa, contraria a la ley, que la gente lleva a cabo para apoyar un cambio en las prácticas gubernamentales o no gubernamentales". Se trata de un acto político no violento y basado en principios que desafía el statu quo y obliga al Estado a comprometerse con los manifestantes.
Nuestro recurso a la desobediencia civil no violenta se basa en principios, en el sentido de que mantenemos nuestro compromiso con la sociedad democrática de la que formamos parte. Respetamos a nuestros conciudadanos y queremos comprometernos con ellos para generar conocimiento de la catástrofe climática a la que nos enfrentamos juntos. La desobediencia civil es tanto un acto comunicativo -señalar a la sociedad en general que nos encontramos en una situación de emergencia- como una forma de protesta que no puede ignorarse y exige una respuesta gubernamental.
Hay muchos ejemplos de desobediencia civil no violenta que se han utilizado para desafiar con éxito las injusticias. Uno de los ejemplos más importantes de desobediencia civil es el Movimiento por los Derechos Civiles liderado por Martin Luther King Jr. Mediante el uso de la desobediencia civil no violenta, como negarse a acatar las normas de segregación y celebrar grandes marchas disruptivas, el Movimiento por los Derechos Civiles pudo acabar con la segregación racial oficial en Estados Unidos. Del mismo modo, el movimiento Satyagraha de Gandhi en la India utilizó la desobediencia civil no violenta para desafiar con éxito al imperialismo británico celebrando marchas y negándose a cooperar con las autoridades gubernamentales. En ambos ejemplos, los movimientos de masas utilizaron con éxito la desobediencia civil no violenta para desafiar el statu quo y abogar por un cambio positivo. Otro ejemplo importante es el movimiento sufragista, en el que las mujeres (y sus partidarios) utilizaron con éxito la desobediencia civil para exigir el derecho al voto. La desobediencia civil y la resistencia civil se practican en todo el mundo y han tenido un impacto muy real a la hora de cambiar el debate y reducir las emisiones de carbono.
Sin embargo, para conseguir un futuro habitable y sostenible para todos, necesitamos aumentar masivamente el número de personas decididas a dar un paso al frente. ¿Quieres ser una de ellas?
Fig. 13. El uso de la desobediencia civil no violenta fue el núcleo del Movimiento por los Derechos Civiles liderado por Martin Luther King Jr., del movimiento Satyagraha de Gandhi y del movimiento sufragista.
Literatura recomendada:
- Capstick, S., Thierry, A., Cox, E., Berglund, O., Westlake, S., & Steinberger, J. K. (2022). Civil disobedience by scientists helps press for urgent climate action. Nature Climate Change, 12(9), 773-774.
- Gardner, C. J., Thierry, A., Rowlandson, W., & Steinberger, J. K. (2021). From publications to public actions: the role of universities in facilitating academic advocacy and activism in the climate and ecological emergency. Frontiers in Sustainability, 2, 679019.
- Racimo, F., Valentini, E., Rijo De León, G., Santos, T. L., Norberg, A., Atmore, L. M., ... & Halder, J. B. (2022). The biospheric emergency calls for scientists to change tactics. Elife, 11, e83292.
- Chenoweth, E. (2021). Civil Resistance: What Everyone Needs to Know. Oxford University Press.
- Engler, M. & Engler, P. (2016). This Is an Uprising: How Nonviolent Revolt Is Shaping the Twenty-First Century. Bold Type Books.
- Sharp, G. (1973). The Politics of Nonviolent Action. Porter Sargent.